¿Sabían que las actividades relacionadas con el campo
(la jardinería o el cultivo de una huerta) ayudan a potenciar
la concentración y la capacidad de observación en los niños?
Las huertas facilitan el contacto de los niños con los ciclos de la naturaleza
y la lógica del campo, que les devuelven el contacto con la tierra.
Es importante involucrar a los niños en la práctica del cultivo para que,
de forma divertida y a través de su propia experiencia, adquieran valores
y conocimientos que consideramos imprescindibles, como el disfrute
en contacto con la naturaleza, el respeto por el medio ambiente o la
importancia de una alimentación variada y saludable. Un niño se verá
motivado a probar todas las verduras y hortalizas si ha participado en su proceso de cultivo.
Los niños también aprenden a adquirir responsabilidades y refuerzan su autoestima
. Por ejemplo, haciéndose cargo de un semillero o de una planta, regándola y
cuidándola, hasta que consiguen llevarla al punto de la cosecha y... ¡al plato!
Cuando un niño está pendiente de quitar malas hierbas o viendo cómo crece
cada semana una lechuga, está practicando sin darse cuenta la observación y la concentración.
Los niños están en un espacio limitado, pero al aire libre.
Entonces su imaginación desempeña un papel importante.
Familias: ¡manos a la tierra!
Estén atentos en la próxima entrega de la huerta
compartimos información de semillas de primavera!!!
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